EL HOMBRE COMO: Acción

EL HOMBRE COMO: Acción

Concebir al hombre como un ser activo ha sido uno de los temas en los que algunos filósofos de todos los tiempos han coincidido, desde Platón y Aristóteles, pasando por Spinoza, Leibniz, Marx, y, en nuestros días, Fernando Savater. Por lo que no puede haber mejor comienzo para quien pretende acercarse al estudio de la ética, que tomar como punto de partida a la acción, concretamente a la acción humana.


En el diálogo Es Sofista o del Ser, Platón hizo una afirmación controvertida, Para él: “conocer es actuar”. Quería decir que esta acción sobre las cosas que es el conocimiento, constituye el instrumento simbólico mediante el cual, al relacionarse cognoscitivamente con ellas, el hombre las hace inteligibles.
Por su parte, “Aristóteles distinguió dos clases de actividad humana: la praxis, instransitiva, que consiste en el puro ejercicio del sujeto, y la poiesis, transitiva, que consiste en hacer algo y dejar como remanente un producto”. Se trata de la distinción entre las actividades desinteresadas y las que tienen por objeto precisamente las objetivaciones, es decir, la obtención de un producto como obra final.
El hombre es pues, bajo esta concepción de la existencia dinámica, lo opuesto a las cosas, es decir, algo que no tiene una identidad fija, ni que tampoco se define a partir de sus productos, porque si así fuera, ter minaría siendo él mismo una cosa con una identidad fija, reificada. Antes bien, el hombre se define como algo que está por hacerse y rehacerse, se concibe como posibilidad y como artificio en permanente construcción. Desde esta perspectiva: “Ninguna identidad le basta alyo, porque ama más suposibilidad que susproductos: toda obra es insuficiente... porque en ella lo posible, la dynamis, la libertad... son de lo que está hecho el aire que respira nuestra subjetividad, cuyo principio es acción”.

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